Y ahora nos toca reflexionar sobre la conciliación, que se refiere a la compatibilización de los tiempos dedicados a la familia y al trabajo, pero también al desarrollo pleno de las personas en el ámbito de trabajo, afectivo, familiar, personal, de ocio, estudio e investigación, y a disponer de tiempo para uno mismo. Porque conciliar ayuda a mantener el equilibrio en las diferentes dimensiones de la vida con el fin de mejorar el bienestar, la salud y la capacidad de trabajo personal.
Como economista, y tras finalizar un master en estudios femeninos y un programa Tempora sobre conciliación laboral y familiar, creo que a mí ya nadie me puede "vender una moto" que yo no quiera comprar. Y, por lo tanto, os voy a hablar con franqueza sobre este tema que parece que nos quieren hacer creer que es un tema de las mujeres y no es cierto, porque también es de los hombres (cuya mayoría no cree ni ejecuta su responsabilidad en el hogar) y de la sociedad en general (que es incapaz de aportar unos servicios públicos y comunitarios de apoyo). Y, por supuesto, siempre afecta negativamente a las mujeres que tienen menor igualdad de oportunidades en el empleo, menos equilibrio social, entorno familiar turbulento, productividad empresarial y, en definitiva, inferior calidad de vida femenina en general (sueño, urgencias, comidas, ...). Como si la mujer que se incorpora al mercado laboral fuese responsable individual de resolver previamente la organización familiar: ¡sin comentarios!
Adam Smith y David Ricardo mezclaron la economía, política, moral y religión para perpetuar el patriarcado reinante donde el trabajo doméstico no cumplía los criterios de eficiencia económica y, por lo tanto, no tenía valor económico. Marx también ignoró el papel de la actividad productiva doméstica en la reproducción del ciclo de la fuerza de trabajo. Todos los economistas clásicos asumieron que el sector capitalista aportaba todo lo necesario para la reproducción de la fuerza de trabajo y que en el hogar sólo tenía lugar el consumo, y no la producción, de mercancías. Porque además, era conveniente que las mujeres casadas no tuviesen un trabajo remunerado que les impondría una doble carga excesiva y les impediría cumplir debidamente con sus responsabilidades domésticas. ¡Menuda ironía que todavía prevalece en el siglo XXI!
A diferencia de ellos, John Stuart Mill y Harriet Taylor sí creían que los principios del liberalismo debían hacerse extensivos a las mujeres, siendo los fundadores de la economía política feminista actual. Porque, el no valorar económicamente las necesidades humanas de afectos y relaciones, resta importancia a dichas necesidades en comparación con las de bienes y servicios. Porque, las Mujeres con su tiempo y su trabajo, acompañan la vida humana y todos necesitamos ser cuidados en períodos determinados de nuestra vida, ¿o no?
Y ahora parece como si sólo las grandes compañías en España fueran líderes en conciliación laboral por disponer de mayor flexibilidad horaria, beneficios sociales y teletrabajo. ¿Y qué pasa con las Pymes que son la mayoría del entramado empresarial español? Pues que como se supone que tienen menos recursos, los que trabajamos en ellas seguiremos sufriendo de estrés, insatisfacción profesional, bajo rendimiento y menor dedicación, rotación de personal, falta de innovación y creatividad, de motivación,... Simplemente porque muchas empresas siguen considerando que el conflicto entre trabajo y vida personal/familiar no es de su responsabilidad. Pues NO, vamos a decirles a estas empresas que nos apoyen de verdad y, si no, vamos a seguirnos formando y luchar para, en un futuro próximo, poder acceder a un puesto de trabajo más digno en una empresa diferente que nos valore y apoye.
Empresarias y Ejecutivas, sabéis lo importante que es la contratación y retención del Talento así es que debéis intentar favorecer políticas internas en las empresas para que sea una realidad, tanto si es femenino como masculino, ¿No os parece una propuesta inteligente y económicamente rentable? Y recordad que las mujeres son un recurso imprescindible en cualquier empresa que desee mantener su competitividad, y diversos estudios avalan este principio económico.
Quisiera finalizar con dos simpáticas y reveladoras frases de mi profesora Cristina Carrasco en sus explicaciones y libro "Mujeres y Economía", para promover vuestra sonrisa:
"el tiempo humano no se puede medir por horas, como si todas las personas fueran iguales, porque el ritmo es diverso"
"la estadística es para el economista como el farol para el borracho: te puedes apoyar pero no da luz"
E.T.
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